Esta es Pizky. Este cuarto gran tesoro gatuno, está en casa esperando un hogar definitivo. Doy fe de que quién acceda a dárselo se va a llevar un tesoro pero de verdad.
A Pizky se la encontró mi hermana cuando tendría poco más de un mes de vida. Chillaba desconsolada en una casa abandonada. Hoy día cuando la oigo chillar, porque protesta por todo, pienso en que esta manía que tiene le salvó la vida. Por supuesto no pudimos hacer oídos sordos y la recogimos para darle un buen hogar. Ahora tiene ya seis meses y ha crecido sana, fuerte y, sobretodo, a salvo. Le hemos cogido un gran cariño, casi es una más en nuestro hogar, pero por el bien de todos aún seguimos esperando ese hogar para ella. ¿Nadie se enamora de esta carita? Sí, nosotros. Ya no se va a ninguna parte, se queda en casa, en
SU CASA
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